Lamentable noticia: Cierre de la fábrica de Queso de Sotillo

La fábrica de Quesos de Sotillo, una de las firmas más reconocidas de la industria agroalimentaria de la comarca, se encuentra desde hace unas semanas tramitando su liquidación para, de forma inmediata, proceder a su cierre. Una situación a la que se ha visto abocada ante el casi nulo respaldo financiero obtenido de las entidades bancarias y de ahorro.
Esta falta de apoyo económico ha impedido que esta empresa, especializada en la elaboración de queso con leche de oveja al 100%, remontase la difícil coyuntura que atravesaba desde hace varios meses. De hecho, en octubre de 2009, los responsables de Quesos de Sotillo presentaron concurso voluntario de acreedores y era un administrador concursal el que, desde ese momento, se encargó de su gestión. Sin embargo, al finalizar el año de vigencia de este proceso, y pese a los intentos por que la factoría siguiera en funcionamiento, la negativa de las entidades de ahorro a facilitarles fórmulas de financiación ha obligado a plantearse el fin de la actividad.
«Se ha intentado hacer un esfuerzo para negociar las deudas que había, fundamentalmente con entidades bancarias. Pero la situación que hay en los bancos es la que es y nadie quiere hacer ningún esfuerzo. Como consecuencia, hemos entrado en situación de liquidación de la sociedad», reconoce José Ramón Nogales, uno de los responsables de la empresa.
De hecho, durante meses, los socios han estado aportando liquidez mientras se negociaba la renovación de la cuenta de crédito que tenía con una entidad de ahorro, que finalmente se denegó. «Pero lo que no podemos hacer es inyectar todos los meses un montón de dinero. Nos hemos hipotecado pensando que podía salir adelante, pero la situación crítica de los mercados y especialmente la bancaria nos ha abocado a que no haya solución», recalca.
La clausura de la planta afectará a los tres trabajadores que aún había en plantilla. Y es que, aunque la factoría llegó a rondar la decena de operarios, los malos momentos vividos habían obligado a ir prescindiendo de mano de obra, normalmente aprovechando el término de contratos. De los últimos tres empleados, dos ya han sido dados de baja, mientras que el tercero se encarga de atender el establecimiento de atención al público que aún está abierto para dar salida al stock de producción.
Entre otras alternativas, los socios sopesan la posibilidad de vender el negocio. No obstante, son conscientes de que es una alternativa a más largo plazo y que, prácticamente con seguridad, se producirá después del cierre definitivo de la fábrica.

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